miércoles, 13 de julio de 2011

Nuevomundo

//Segunda y última parte de mi descripción//


Fue Oren quien descubrió Nuevomundo. Fue la consecuencia inevitable de los viajes cada vez más intrépidos hacia el desconocido oeste. Lo primero en descubrirse fue una pequeña isla a la que se llamó “Isla Ignota”. Oren mantuvo este hallazgo en secreto. La isla estaba deshabitada y poseía recursos muy interesantes, pero como la extensión de dicha isla no era demasiado grande, las ganancias no fueron apreciables por el resto de las potencias. Posteriormente, descubrieron Isla Tortuga (llamada así por los animales que allí encontraron) y no mucho tiempo después, la que posteriormente se conocería como Isla Nasal (por el enorme parecido que tenía con una nariz al ser dibujada su costa en un mapa). Todos estos hallazgos se mantuvieron en el más profundo anonimato, pero el descubrimiento posterior ya no pudo ser ocultado. Se descubrió un nuevo continente, comparable en tamaño a Viejomundo. Y estaba habitado.

Fue asombroso descubrir que los habitantes de Nuevomundo no poseían una definida estructura militar, ni ningún tipo de ejército. La unidad de sus habitantes había evitado enfrentamientos, y por tanto no hacían falta ingentes cantidades de hombres especializados en matar. Oren se aprovechó de esto, y rápidamente invadió casi la mitad del continente. Pero esta unidad también permitió a los indígenas organizarse para repeler al invasor: copiaron el estilo de armas que empleaban los orenses, y gracias a su superior conocimiento del terreno frenaron su avance. Pero no fue el único motivo que frenó la invasión. En Viejomundo, se difundió la noticia del descubrimiento de nuevas tierras, y que Oren había enviado la mayor parte de su ejército a apropiarse de aquellos lejanos parajes. Guria no desaprovechó la oportunidad, llevaba tiempo planeando la invasión de su pequeño vecino y este revuelo temporal resultaba muy conveniente. Atacó con fuerza devastadora, cuanto menos tiempo empleara en conquistar Oren, menos tiempo tendrían sus enemigos para tomar represalias.

Pero Guria no contó con que Datania habían realizado planes similares e inició una invasión contra ella. Guria se vio superada por la resistencia cada vez más feroz de Oren (pues las fuerzas de Nuevomundo volvían para defender la patria) y las embestidas de los curtidos veteranos de Datania. El imperio de Guria se desmoronaba. Internamente, se formaron dos bandos: los que abogaban por mantener el ataque sobre Oren, y una vez sometido este, combatir a Datania hasta el cese de las hostilidades; y los que preferían firmar la paz con Oren y centrarse el evidente peligro que suponía la invasión.

No hubo consenso. Se formaron dos ejércitos, cada cual dirigido por altos cargos que creían llevar la razón. Y contrariamente a lo que “Divide y vencerás” asegura, este cambio no resultó beneficioso para ninguno de los dos. Oren no solo recuperó el terreno perdido, sino que empezó una inexorable conquista de territorio. Superados por la situación del país, una parte de la población que no estaba en contacto directo con la guerra pero sufría de sus penurias, decidió independizarse bajo el nombre de “Nueva Guria”. Guria no tenía poder suficiente para sofocar la revuelta interna, así que no tuvo más remedio que aceptar las condiciones de los desertores.

Todo parecía perdido para Guria, pero entonces Datania sufrió un traspiés. Los habitantes de las islas empezaron por primera vez en la historia una invasión por tierra, ya que también ellos habían notado las cada vez más endebles defensas de Datania en su frontera este. Su presión sobre la casi aniquilada Guria disminuyó drásticamente, lo que permitió a estos recomponerse. La falta de ataques en el frente Datanio posibilitó a Guria enviar fuerzas contra Oren, que se vio obligada a detener su avance. Se solicitó la paz con Oren. Estos, que empezaban a tener problemas en Nuevomundo, aceptaron de buen grado, y enviaron de nuevo sus fuerzas allí, para sofocar una rebelión que a día de hoy aún no ha acabado.

Ahora, la que estaba en serios problemas era Datania, que enfrentaba los vengativos ataques de Guria y Las Islas. La noticia de que Lirbe preparaba a su ejército fue suficiente: Datania suplicó ayuda a Lirbe, ofreciéndole grandes extensiones de terreno a cambio. Lirbe aceptó de buen grado y concentró su ataque contra Las Islas, que no tuvieron más remedio que retroceder para no perder sus antiguos territorios. El ataque combinado de Lirbe y Datania arrebató a los isleños tres islas, dos fueron para Datania y una para Lirbe.

Y la guerra concluyó de forma imprevisible: Se enviaron los vastos ejércitos (o lo que quedaba de ellos) a una última batalla. Pero todos estaban exhaustos después de tantos conflictos, y decidieron unirse bajo una sola bandera, pues si solo ellos tenían el poder militar, no habría más conflictos. Así que arrebataron parte del territorio de Datania y Guria, que solo pudieron mirar impotentes y formaron una nueva nación, Zairo.

Y en ese equilibrio se mantienen hasta hoy.

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