jueves, 15 de diciembre de 2011

Magia, se mi escudo

//Fin de "Excursión". Espero que el final sea del gusto de todos. Ya veréis a que me refiero//.


Al contrario de lo que pueda parecer, la magia es subjetiva y depende enteramente del observador. Hay para quien la electricidad es magia, el fuego es sobrenatural o el universo tiene consciencia y actúa. Estos pensamientos no son incompatibles con la vida en sociedad, a veces resultan un problema y, en ocasiones, son de utilidad.

María miraba absorta la montaña de piezas de Raquel y como está la iba esparciendo conforme seleccionaba aparentemente sin criterio una pieza tras otra.

-Y esa es la historia- murmuró Raquel sin mirarla- estás aquí, tal como profeticé y con tu Instrumento puedes regresar al mundo si lo deseas.

Por fin, una pieza cilíndrica con unas pequeñas muescas en ambos extremos encajó con la resistencia. Raquel dejó ambas piezas en el suelo, se levantó y desapareció tras la puerta que María no conocía. Volvió pasados unos minutos con un pequeño soldador y una barrita de estaño. Soldó la resistencia al tubo metálico bajo la atenta mirada de María.

-Le pondré pilas para encender la resistencia, le encajaré un palo y tendré una especie de bastón que quema y brilla un poco- explicó- si tuviese una bombilla, sería mucho más espectacular, pero bueno.

-¿Qué harás cuando te quedes sin pilas?- preguntó María, que se sentía desorientada y confusa.

-Tranquila, son recargables- contestó- y tengo el cargador. El problema será cuando se estropee la dinamo.

La conversación cesó ahí y Raquel reanudó la construcción del artefacto. María empezó a andar por la habitación, sin acercarse demasiado a Raquel. Miraba con curiosidad las ofrendas, casi todos eran tallados de madera, aunque no había un consenso en lo que representaban. Cuando se cansó, se puso a mirar los lomos de los libros: todos trataban sobre mecánica y electricidad… Y de pronto se acordó.

-¿Qué es “El Libro”?- preguntó- el hombre me dijo que si leía el Libro, lo entendería todo.

Raquel sonrió con desgana y miró a María. Dejó su creación a un lado, se levantó y se acercó también a la estantería. María se contuvo y no retrocedió, aunque se sentía tensa. Raquel cogió un libro de tapa negra, sin ningún título, y se lo tendió a María. Esta lo cogió y lo abrió por la primera página. Estaba en blanco.

-No lo entiendo.

-Era parte de la historia de Joaquín- contestó Raquel, con voz cansada- pensó que si teníamos algo que representara todas las respuestas y que con leerlo sabes que tienes que hacer, nadie cuestionaría nuestros actos.

-¿Y por qué está en blanco?- insistió María- ¿No es un riesgo?

Raquel se encogió de hombros.

-Supongo que Joaquín lo encontraría divertido- contestó- le gustaba saberse la esperanza de todos ellos. Pero yo no. Estoy cansada de vivir esta mentira.

Dio un paso hacia María, que se quedó inmóvil.

-Quiero volver al mundo real- prosiguió- y necesito tu GPS para poder hacerlo.

-¿Y qué pasa si no quiero dártelo?- preguntó María apenas sin voz.

Raquel vaciló y se acarició el pelo, abatida.

-Nada- dijo- no tengo ningún derecho a pedírtelo y no te lo voy a quitar, no soy una salvaje.

-Podemos irnos juntas- sugirió María.

-No, no podemos- contestó la otra- esta gente necesita a los hechiceros. Después de todo este tiempo lo he comprendido. Tal como te dijeron cuando viniste, es un motivo de fuerza mayor.

María miró su GPS durante un instante y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta.

-¿Y eso por qué?- preguntó- ¿Por qué hacen falta? Tú misma lo has dicho, no aportan nada.

-Eso pensaba- respondió Raquel- pero los hechiceros aportamos algo muy valioso.

-¿El qué?

Raquel abrió los brazos y miró a María con determinación.

-¡Magia!- gritó.

-Pero no haces magia- argumentó María- solo les muestras cosas que no entienden. Creen que es magia, pero no lo es.

-Te equivocas- replicó Raquel- aquí, en el pequeño mundo del bosque, lo es.

Magia. Cuando era más joven, había soñado con ella. Había deseado que existiese, poder experimentarla, poder usarla, poder romper las leyes que establecía el mundo real…

-Tienes dos opciones- continuó Raquel- puedes marcharte sin más y volver a tu hogar; yo me quedaré aquí y ambas viviremos en mundos que no nos gustan. O puedes darme tu GPS y sustituirme. Tú decides.

María se quedó absorta. Cerró los ojos y inspiró aire muy lentamente por la nariz. Cuando no pudo más, lo soltó, también despacio, por la boca. Por último, volvió a abrir los ojos. Había tomado una determinación.

[MUNDO 1]

-Lo siento, pero no existe la magia- murmuró María.

Raquel bajó los brazos lentamente, sin dejar de mirarla.

-Si quieres acompañarme, bien y si no, me voy yo sola- prosiguió.

Raquel suspiró y volvió con paso cansado a su montaje.

-Espero que seas feliz en ese mundo- se despidió Raquel- y que te lo hayas pasado bien en esta excursión.

[MUNDO 2]

-De acuerdo-contestó María- yo me encargaré de que exista la magia.

Raquel ahogó un grito de alegría y, sin que María pudiese evitarlo, la abrazó.

-Muchas gracias- gimió Raquel- te lo agradezco de corazón.

María le tendió el GPS, que Raquel cogió con manos temblorosas.

-Espero que seas feliz en ese mundo- se despidió María- y que te lo hayas pasado bien en esta excursión.


***

Magia, se mi escudo. Oblígame a dudar. Dame esperanzas. Sorpréndeme. Y, sobre todo hazme creer que otro mundo es posible.

2 comentarios:

  1. Nada mal xdd
    La verdad me ha gustado, pero que mundo elegirias tu??

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  2. Muy bien el final, Felipe. ¿O tendría que llamarte María, en el mundo 2? Pues sí, María, otro mundo es posible, sólo hay que hacer distinto lo que no nos guste.
    Por cierto, ya me explicarás qué fué de Joaquín. Tengo cierta curiosidad por saber qué ocurrió con él.

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