martes, 31 de mayo de 2011

Deber

Ocurrió un día cualquiera, como quien no quiere la cosa. Me fue entregado un panel de control. Cientos de botones, palancas y reguladores. Bombillas, pequeñas pantallas e interruptores. Nadie me explicó que debía hacer con él, pero allí estaba. Y era mío. Me incomodaba que allí estuviera, trataba de ignorarlo… Pero la curiosidad me fue venciendo lentamente, ¿para qué serviría tal y cual cosa?

Otro día cualquiera, pulsé el primer botón. Un sobre lleno de dinero cayó pesadamente encima de mi cabeza. El dolor me duró poco. Por supuesto, me fue imposible no volver a pulsarlo; cayó otro sobre. No cabía en mí de gozo. Viví un par de semanas que ahora se me antojan confusas y distorsionadas. Creo recordar que lo pasé bastante bien, aunque constantemente tenía chichones, ya que era condición indispensable que el dinero me “cayera del cielo”.

Un hecho que descubrí algo después es que cada vez que pulsaba aquel botón, brotaba en mi jardín una pequeña flor amarilla. Durante un tiempo pensé que era pura coincidencia, pero llegado a cierto punto, no quedaba duda alguna. Los chichones y el jardín florecido por aquella pequeña (aunque enormemente resistente) planta me parecían un pequeñísimo precio a pagar a cambio del estilo de vida que me estaba costeando.

Ahora me parece inconcebible, pero no sentí deseo alguno de probar ninguna otra función del panel. Hasta que, un tercer día cualquiera, me empezó a aburrir mi vida. Parece increíble, ¿no? Tenía cuanto el dinero me podía dar (salvo una cabeza sin chichones y un jardín libre de flores amarillas). Y sin embargo, empecé a ser desdichado. Había alcanzado un límite y eso me frustraba. Después de algunos quebraderos de cabeza, me aventuré por segunda vez con el panel. Esta vez, activé un interruptor. Desde ese momento hasta el día en que lo apagué, no dejó de llover. Y no volvió a llover hasta que volví a activarlo. Dueño y señor de la lluvia. Empezó como un juego, pero pronto me aburrí. Me vi en un aprieto, pues la lluvia seguía estando a mi servicio. Debía ir regulándola, pero me cansé, así que llovía martes, jueves y cuando tenía interés personal en aguarle el día a alguien.

Mi tercera exploración no tardó tanto, aunque esta vez la curiosidad se mezclaba con cierta aprehensión, pues, aunque había solucionado lo de la lluvia, podía haber acabado muy mal… Además, ¿qué pasaría cuando yo muriera? ¿Qué sería de la lluvia y de todo lo demás que pudiera llegar a controlar? Aún a pesar de estos lógicos pensamientos, moví un regulador que marcaba “Adelante” a “Atrás”.

Y todo el mundo empezó a rejuvenecer. Aunque sería más preciso decir que iba retrocediendo por lo que ya había pasado. Desaparecieron los chichones nuevos, pero volvieron los viejos. Había quien daba gracias al cielo y había quien maldecía su suerte. Cuando volví a dejar el regulador en “Adelante”, hubo protestas; cuando lo puse de nuevo en “Atrás”, hubo protestas. Finalmente lo dejé en adelante, por mantener la tradición. Aún hay quien me odia por ello.

Mi cuarta exploración tardó mucho tiempo en llegar. Tenía miedo de lo que pudiera ocurrir. Pero el poder que ejercía el panel sobre mí era irresistible. Debía saber más. Y lo supe. Supe cuanto debía saber.

Pero vosotros no lo sabréis.

viernes, 27 de mayo de 2011

Y asi se crea la monotonia

El coche anunciando la actuación del circo, donde la estrella aparte de los animales y demás, era el gran payaso Mijaíl. Era el mejor payaso del momento y por suerte para la ciudad "La Fortuna" que tenia el lujo de poder ser audiencia para poder admirar su arte.

Como cada noche a las 22:00 horas, después de la actuación del perro que corre con el barril, se escuchaba en toda la carpa " y con todos vosotros, cuando no tenéis ya ganas de reir, llega para que rían hasta tener dolor de barriga; el payaso Mijaíl. Sonaba su peculiar música de trompetas y guitarras eléctricas, que tenia su parecido con la música de Beny Hill. Y entre unos chistes y un par de pasteles en su cara daban comienzo a su actuación

Al finalizar el espectáculo, el payaso volvía a su caravana a descansar para la próxima actuación. Nadie conocía lo que verdaderamente pensaba o vivía Mijaíl, pero nadie se quejaba, nadie se preocupaba por el; mientras funcionara su numero nadie le diría nada.

Ya no tengo nervios por entrar en mi numero, lo he hecho tantas veces que ya me aburre, ya no me motiva. Lo he hecho tantas veces que hasta hay ocasiones donde lo aborresco y quisiera estar en cualquier sitio menos en el centro de la carpa.

Al principio me entusiasmaba el poder hacer reír a la gente, hacer mis tonterías y que las personas disfrutaran de mi actuación, y además me pagaban por mi pasión, así que jamas me queje por falta de sueldo o algo, porque hacia lo que me gustaba

Pero la cosa se empezó a torcer, cuando no tenia ganas de reír yo mismo, o no tenia ganas de ver el sol salir, ese dia tenía que salir igualmente a mi actuación y hacer reír al publico que esa noche se encontrara en esa maldita carpa, que llegué a odiar como a una cárcel. No sabia el porque me tachaban del mejor payaso del mundo, si solo estaba haciendo mi trabajo; que en un principio era mi amor y mi vida

Y así me encontraba dia a dia, noche tras noche, actuación tras actuación haciendo reír a la gente, la monotonía me estaba matando. Había llegado a envejecer mentalmente y tener casi pie y medio fuera del circo pidiendo mi retirada.

No fue así, y no fue así gracias a la risa de un niño pequeño, no mas de 3 añitos, que miraba con admiración, felicidad y confianza. Y lo mejor de todo es que me estaba mirando ami. Hacia no solo reír a la gente, sino que les quitaba los problemas a la gente y por ese momento eran felices completamente.



Aunque vivas en la mayor monotonía que puedas encontrar, mira los pequeños detalles, que te demostrarán que ningún día es igual al anterior. Y que la vida es el mayor regalo que nadie te pueda regalar. Disfruta de tu vida dia a dia, hora a hora, minuto a minuto, porque ninguno sera igual al anterior. Siempre encontraras en el camino piedras cada vez mas grandes que te harán pensar volver atrás, pero también encontraras ayudas para poder saltar o rodear esas piedras para que sigas disfrutando.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Linealidad

//Me he retrasado. Ha partir de ahora publicaré los martes para amoldarme al cambio de publicación de mi compañero//


El tiempo pasa. Estoy viendo la televisión, absorto. De pronto, a mi lado se sienta la Muerte, me saluda amistosa. Le devuelvo el saludo con cierto reparo. Ella no parece interesada en mí, simplemente mira la televisión como cualquier otro lo haría, así que hago lo mismo. Pasado un rato, se levanta y se despide con un casi imperceptible movimiento de cabeza. Le digo adiós con la mano mientras se aleja a paso ligero.

Apago la televisión, me lavo la cara y me visto (pues iba desnudo). Respiro hondo y salto por el balcón; siento el viento golpeando fuertemente mi pecho, mi estómago, mis brazos… Mantengo los ojos cerrados, no es la primera vez que hago esto y sé que marea. Finalmente, impacto contra un toldo, que acolcha enormemente mi impacto y me desliza hacia el suelo. Caigo sin un rasguño. Me sacudo la arena que se me ha quedado adherida en mi aterrizaje y emprendo la marcha.

Me cruzo con el Ángel de la Guarda, que me echa una mirada de desaprobación. Me encojo de hombros, un poco avergonzado y sigo mi camino.

Me cruzo a la Diosa Fortuna poco después. Llama mi atención con un silbido, y cuando la miro, gesticula “me debes una”. Asiento, dándole la razón. Tras una breve despedida, reanudo mi marcha.

Por fin llego a mi destino. Abro la robusta puerta de entrada con visible esfuerzo y entro. Carraspeo para hacerme notar pero nadie acude a recibirme. Me adentro con cierto titubeo, hasta que, por fin, encuentro a la Muerte, frustrada delante de un cubo de Rubik. Me pongo a su lado y voy dándole indicaciones para llevarla por el buen camino, aunque no deja de refunfuñar porque “ya sabía hacerlo”. Al cabo de unos intensos minutos, la Muerte desiste y deja el ingenio en una amplia mesa de madera.

Por primera vez, se gira a mirarme. Su mirada me pregunta que hago aquí pero no dice nada, aguarda. Pero yo también aguardo. Finalmente, la Muerte suspira.

-¿Por qué has saltado?

-Para venir aquí.

-¿Y las escaleras?

-Las escaleras no dan aquí.

-¿Y por qué querías venir?

-Para darte las gracias.

-¿Por qué?

-Por salvarme de la caída.

La Muerte asiente.

-Era en agradecimiento por venir aquí-confiesa.

Ambos sonríen. Lentamente, la Muerte se levanta, se despereza…

-¿Cómo pretendes volver a tu casa ahora? No puedes desandar lo andado.

-¿No? Yo creo que sí.

Y así lo hice. Pues ahora mismo, estoy en mi casa viendo la televisión.

viernes, 20 de mayo de 2011

Democracia.... ¿pero eso se come?

Bueno, lectores, queria comentar que he cambiado mi dia de publicación. Ahora pasaré a publicar los viernes, ya que por motivos personales me viene mejor.

Tenía pensado escribir una historia, pero la actual situación sobre el 15 M , o democracia real ya! me ha llamado mucho la atención ya que sinceramente muy muy bien lo que piden, y lo que se filtra o se quiere mostrar por las cadenas de televisión se les nota mucho el plumero de que ideologia son.

Lo que de verdad me esta gustando por primera vez, es que se esta despertando la gente, estan pidiendo cosas, que para mi punto de vista llega un poco tarde, no puedes manifestarte una semana antes de unas elecciones, que aparenta apestar a un color politico. Por lo que he podido escuchar y ver de lo que piden, es una verdadera democracia, es decir, para quien no lo entienda, que para cuando tu votes, y gane el partido que gane, que gobierne, el partido ganador, no que entre chanchullos, y movidas, termina gobernando quien quiera y no quien sale ganador.

Me parece muy bien, y estoy con estos ideales pero no me parece correcto que se haga en esta epoca, con dias antes de elegir a nuestros gobernantes. Porque el #nolesvotes tambien vale par ala ley absurda ley sinde y demas... . Espero que todo salga bien y que sea el pueblo quien gobierne al pueblo, y no cuatro inteligentes que hagan lo que les de la puta gana.

lunes, 16 de mayo de 2011

El que come metal y bebe gasolina

Sinuosa carretera bordeando el acantilado. Un coche demasiado nuevo para ser antiguo y demasiado antiguo para ser nuevo zigzaguea por el recorrido, no demasiado lento, no demasiado rápido. Es de un color grisáceo metalizado, bastante a tono con el color del asfalto. Tras una corta marcha, el coche se detiene, sin siquiera molestarse en apartarse del camino. El conductor sale tranquilo, se despereza y empieza a andar tranquilamente mientras se rasca la espalda. Llega a un matorral y orina. Después rebusca en su bolsillo y saca un chicle. Le quita el envoltorio con cuidado, sin prisas. Una vez liberado, se lleva el dulce a la boca y se guarda el envoltorio en la chaqueta. Patea una piedra y echa una mirada alrededor; nada resaltable, excepto el acantilado. Pero teme a las alturas.

Se oye un grito, su procedencia es indudable: del acantilado. El conductor se seca el sudor de las manos en el trasero de sus pantalones y saca su teléfono móvil, marca el número de emergencias, pero no llega a llamar. Le corroe la duda. Tal vez no haya motivo para llamar. Sosteniendo aún su teléfono, se acerca lentamente al acantilado, asegurándose a cada paso de que el terreno que pisa es seguro. Llega a la carretera. Se agarra firmemente al quitamiedos mientras lo supera y sigue aferrado a él todo el tiempo que le es posible, hasta que imposibilita su avance. Entonces, se tumba en el suelo, el corazón le palpita con fuerza. Después de una breve eternidad, consigue asomarse; abajo, muy abajo, parece que ha habido un accidente. Pueden verse los restos de un coche: Parece que se ha despeñado. El conductor mira a su alrededor, pero el quitamiedos está intacto. Trata de buscar un camino que conduzca allí abajo. No lo hay. El móvil vibra un instante, señal de que la poca cobertura de la que dispone esa zona no está disponible.

La carretera sigue una zigzagueante línea que, sin embargo, no desciende en ningún momento. No hay manera de bajar si se está arriba, ni de subir si se está abajo. Esta es la conclusión a la que llega el conductor. Sube en su coche, en cuanto tenga cobertura, llamará a emergencias para indicar la posición del accidente, que ha señalizado con un triángulo de emergencia. Posteriormente, lo reclamará a la autoridad competente, aunque no tampoco le urge recuperarlo. Arranca el motor, que ruge alegremente, y la montura metálica se pone en marcha. Pero apenas ha recorrido unos cientos de metros cuando el coche se detiene de nuevo. El conductor pisa el acelerador a fondo, más el coche permanece inmóvil, aunque el motor brama con rabia. Lo siguiente en hacerse notar es que las puertas están bloqueadas. Y, muy lentamente, el coche se va inclinando hacia el acantilado. Al principio, apenas perceptible, luego, incómodo, finalmente, aterrador. El conductor se agarra con fuerza al volante, mientras mira frenético la inmensa caída que le espera si aquel irresistible movimiento continúa.

Y el coche cae. Se golpea repetidamente contra la pared de rocas, hasta caer de costado sobre la afilada base del acantilado. El conductor aúlla de dolor cuando el vehículo impacta contra el lecho de rocas, más está milagrosamente intacto. Sale del coche a duras penas y mira arriba. La escalada es imposible. También ir más allá, pues sólo le esperan más cordilleras y acantilados, insalvables. Recoge los pedazos de cuanto puede serle útil y retrocede hacia donde vio el primer accidentado; no tarda más que minutos en llegar a su destino. Busca entre los huesos del utilitario, pero no hay señales de vida.

Se sienta en lo que fue el capó, desesperanzado. Y de entre los restos, surge una figura deforme. Metal sobre metal, más posee una forma humana.

-Si alguien cae… tú subes- sugiere con voz átona.

El conductor asiente. El monstruo grita atronadoramente. No pasaron ni cinco minutos cuando se despeñó un todoterreno a pocos metros del coche. El conductor chilló cuando se vio aprisionado por lo que parecía una enorme serpiente de acero, contra la que no tuvo fuerzas de forcejear. La serpiente le subió de nuevo a la carretera y le depositó suavemente en el suelo.

Después, volvió a ejercer de quitamiedos.

Y así es como sobrevive el que come metal y bebe gasolina.

jueves, 12 de mayo de 2011

una de polis...

hola buenos dias, ya se que es sabado y me tocaba el jueves, peor he tenido un par de problemas y cuando me puse a escribir, nuestro querido blogger, va y se pone en mantimiento... a ver que os parece, muchas gracias de antemano.


- Esta usted llamando al 911 ¿que ocurre?
- hola, solo llamaba para decirle que esta tarde el presidente morira.- ¿pero que dice?, ¿quien llama?



y el sonido de la linea cortada apareció, y el se quedo ahi, casi petrificado, porque si, siempre le habian gastado bromas, pero no podia arriesgarse a no decir nada, si la vida del presidente estaba realamente en peligro.




- Jorge me han llamado y me acaban de decir que el presidente esta tarde va a morir, ¿sabes si el señor presidente esta de gira por algun sitio?
- El presidente esta esta tarde en Galicia, que tiene un discurso para los supervivientes de la catastrofe del mes pasado, y va a inagurar un momumento para las familias que perdieron a un ser querido en dicha catatrofe
- Entonces ¿que hacemos? ¿avisamos a emrgencias- policia o lo tomamos como una broma?
- Tranquilizate, David, avisaremos al supervisor nacional y que el decida...



-atención a todos, nos acaban de confirmar que la vida del señor presidente esta comprometida, tenemos que ser sus ojos, y sus oidos, patrulla, nunca han cometido un atentado conmigo delante, y no quiero empezar hoy, soy el comandante stantish y esta tarde le vamos a salvar la vida al presidente
- quiero dos formaciones y que esten enfrentadas, una en el norte, con la mitad de su peloton en un margen superior para poder verlo todo, y el otro equipo que este en el sur del acto, pero vigilando todas las salidas posibles.
-Estais preparado para esto, no defraudeis a vuestro pais.


Esas fueron las palabras de motivacion del comandante del grupo mas elitista del cuerpo nacional de policia, donde solo hay 10 integrantes, que cuando en estos casos necesitan efectivos, mandan a los mejores del cuerpo, y ellos controlan la operación

-por aqui todo despejado
- el grupo sur ha detectado a un individuo nervioso
- seguidlo y ponedos detras de el, quiero que seais su espalda
-y por dios, ¡no le dejeis hacer nada!

esas ultimas palabras quedaron enmudecidas por culpa del estruendo de un disparo, que mediante el revuelo formado por los civiles alli presentes no se podia ver nada...

lunes, 9 de mayo de 2011

Verdad

Descansaba yo plácidamente bajo un árbol, contemplando las maravillas de la creación cuando se me acercó, muy apurado, mi gran amigo Amigo.

-¿Qué te ocurre?- le pregunté.

Se detuvo a mi lado, pero no pudo hablar, ya que le faltaba el aliento. Esperé paciente a que se recuperara, ya que pocas veces podía verse a Amigo alterado.

-¿Qué ocurre?- repetí, cuando le vi recuperado.

-Increíbles noticias, Protagonista- pues ese es mi nombre- ¡La Tierra es una esfera!

Le miré, incrédulo. ¿Estaría bromeando? Lo descarté rápidamente, pues no era su estilo.

-¿De dónde sacas ese disparate, amigo?- le pregunté suavemente, aunque con una nota de reproche.

-Así lo afirma Ciencia, el eminente sabio- explicó Amigo.

Reflexioné un momento. Sí, Ciencia era excepcional en cuanto hacía y había ayudado mucho al pueblo con sus ingenios, pero… ¡¿La Tierra una esfera?! Aquel hombre había perdido el juicio y había contaminado con su locura a quienes le escuchaban.

-¿No ves, Amigo, que eso no tiene sentido?- trate de razonar con él.

Amigo negó enérgicamente con la cabeza.

-¿No ves tú que lo asegura Ciencia, Protagonista?- dijo mientras me miraba, ceñudo- ¿Acaso eres ciego?

Me molestó enormemente su actitud. ¿Cómo osaba aquel mentecato a contradecirme?

-¿Cómo explicas, pues, que no resbalemos como ocurre cuando colocamos objetos en superficies inclinadas? ¿Cómo explicas pues que veas hasta donde alcanza la vista?

Amigo quedó mudo, con la mirada fija en mí. Se mesó su oscura barba durante un rato, mientras meditaba sobre lo que le había dicho.

-En verdad no puedo creer lo que oigo- dijo al fin- siempre te había considerado un hombre sabio, pero ya veo que solo eres un necio.

Enrojecí de rabia ante tamaño insulto. Pensé en levantarme y darle una lección, más me recompuse: Era la locura de Ciencia la que hablaba a través de su boca y no podría hacerla salir de su interior con violencia. Solo mi afilada lengua podría atravesar al enfermizo pensamiento y darle muerte. Respiré pausadamente hasta que la sangre que se agolpaba en mi rostro volvió a su cauce normal y empecé a pensar en un infalible argumento. Tras una breve deliberación, tracé mi estrategia de ataque.

-¿Dónde se encuentran los Dioses, ¡Oh, querido Amigo!?-pregunté con malicia.

-Arriba, en lo alto de los cielos, por supuesto- sentenció con suficiencia- ¿Acaso ya ni eso recuerdas?

Me sobrepuse al insulto que rondaba mi boca y le miré con falsa confusión.

-¿Pero que es arriba en una esfera?-le pregunté- la simple rotación de la misma la dejaría ahora abajo, ahora en cualquier otro punto. ¿O insinúas a caso que el mismo cielo gira con la Tierra?

Amigo guardó silencio de nuevo. Esta vez, su mutismo duró mucho menos.

-Ciencia no dijo nada al respecto de esto- se excusó Amigo- No tengo idea.

La victoria relampagueó ante mis ojos.

-¿Acaso no es lógico que la Tierra está en el centro, el cielo arriba y el inframundo abajo?

-Sé que te equivocas, Protagonista- murmuró Amigo, sin convencimiento- más no puedo refutar tu teoría.
Yo mismo la veo clara y simple.

-¿Crees en algo que ni tú mismo entiendes? Yo puedo ver sin problemas la rectitud de esta planicie- paladeé mi última pregunta, que debía dar por sentenciada la discusión- ¿Ves tú su curvatura?

Amigo miró al horizonte, absorto. Luego bajó la cabeza, rendido.

-No, no la veo- admitió- solo veo un plano infinito.

-Exacto, mi necio amigo- dije, satisfecho- eso se debe a que la Tierra es plana.

-Gracias por sacarme de mi error, Protagonista- me agradeció Amigo- y perdóname por las cosas horribles que te he dicho. No estaba en uso de razón.

-Perdonado quedas- le dije- más piensa antes de hablar. ¿Cómo aceptas como verdad algo que no llegas a comprender? Debes defender con toda tu alma aquello en lo que crees, y no puedes defenderlo si no lo sabes todo de ello… Que te sirva de lección para no aceptar todo lo que los sabios dicen.

-Sabias palabras- señaló Amigo.

-Lo sé- sentencié- hay que mantener un espíritu crítico

jueves, 5 de mayo de 2011

la vida... esa gran desconocida

bueno, otro jueves más, pero este jueves no es como los demas, porque no he escrito una historia, sino una pequeña reflexión sobre como vemos la vida, y como nos sentimos cuando vemos que no es lo que imaginabamos y que por suerte no estamos solos para recorrerla, espero ansioso vuestros comentarios, criticas y demás. ( perdonen si ha salido algun que otro argentinismo, pero es mi marca personal, de cuando hablo de mis sentimientos.). quiero dedicar y agradecer esta entrada a una chica muy especial que, a no ser por ella, ahora mismo no me hubiera dado cuenta de lo mal y tonto que pude llegar a estar en momentos malos. gracias a ella y a todos mis seres queridos.







pasa el tiempo, nos hacemos viejos, aprendemos de errores, cometemos mas errores, asi es la vida, no te asustes por eso somos todos iguales, nadie te puede decir nada... .



Pero pasa el tiempo y miras hacia atras y ves que has mejorado, que ya tus fantasmas no te sigun, ya les has vencido, te sientes con fuerzas de seguir y mas si ella esta a tu lado. Si ella te ha ayudado mucho, y espero que lo siga haciendo, tu vida se ha tornado de otro color, ahora hay luz, ves la gamas de colores que antes veias negras por falta de luz, porque estabas enperrado en no dejar claridad alguna se colara en tu antiguo búnker de sentimientos



Antes lo hubieras dado todo por a la mínima oportunidad salir corriendo, dejando todo atras, queriendo volver a empezar el mismo error en otro sitio, pero no, te quedaste y afrontaste como te dije a tus fantasmas, y por ello te felicito. Hoy has madurado y ya no tienes porque preocuparte por el pasado, sino por el futuro y hacer feliz a quien te rodea y a la persona que quieres.



Ya ha pasado un mes, recuerdas y no te reconocés, no sabes porque te habias emperrado en hundirte vos solo más de lo que estabas, no te dabas cuenta de nada, solo querías encerrarte y no hablar, no escuchar, en definitiva, no hacer nada.



ahora, despúes de este tiempo; te veo sonreir, te veo feliz, y tambien veo y siento que estas haciendo feliz a tu circulo, a esa chica a la que tanto le importas y te importa, ahora veo que estas haciendo bien las cosas, que vivís tu vida, que te preocupas, que te moves, que en definitiva vivís tu vida y no solo te quedabas delante viendo la vida pasar, ha pasado un mes de tu nueva "vida".





Dentro de un tiempo, ya vivirás solo, tendrás tus estudios y no estarás bajo las ventajas de vivir con tu familia, tendrás que seguir creciendo como persona y seguir afrontando tus problemas vos solo, bueno, nunca vas a estar solo, vas a estar siempre rodeado de la gente que te importa y le importas a ellos, porque aunque nacemos y morimos solos, en el camino tenemos amigos, familiares y demás que amablemente nos acompañan en el camino de la vida, que aunque a veces no sea como te lo imaginaste, los que te rodean harán que te lo imagines mejor.





lunes, 2 de mayo de 2011

Prioridad

El inspector llamó educadamente a la puerta de la casa. Miro a su compañero con un grave gesto, sabían qué les deparaba la tarde. La puerta se abrió lentamente, tras ella apareció una mujer ya entrada en años. El inspector entró en la casa como una exhalación y con la fluidez de quien ha recorrido miles de casas, llegó al salón. Se trataba de una sala amplia, enormemente iluminada por un amplio ventanal que abarcaba la mitad de la pared que daba al exterior. Una malla metálica protegía el cristal de todo mal que pudiese ocurrirle, sin impedir que se filtrara agradablemente la luz, aunque molestaba a quien quisiera contemplar la vista. Las paredes eran de un color beige, sin apenas adornos. Un par de cuadros, así como una estantería sobre la que reposaba una pequeña estatuilla de una mujer recostada, cubierta por una especie de tela. Las baldosas del suelo tenían un sencillo dibujo en espiral en el centro, resultaba agradable a la vista, aunque eran demasiado oscuras para el tono de las paredes, excepto en las zonas donde daba directamente la luz, en las que despedía un fulgor que hacía destacar el grabado en espiral.

Le sorprendió al inspector no encontrar ninguna lámpara suspendida en el techo. Tomo nota mental de ello.

Justo debajo del ventanal, había una butaca color crema algo desgastada por la constante exposición al astro rey, ya que tampoco había cortinas. En aquella sala también había una mesa rectangular con un frutero de cristal en el centro, aunque en él no había ninguna fruta. Sorprendió al inspector no ver más que dos sillas, colocadas en extremos opuestos del rectángulo. Por último, cerca de la puerta de comunicación con el resto de la casa, un sillón negro, encarado hacia un viejo televisor colocado sobre una mesita de madera.

La habitación era demasiado grande para la poca cantidad de vida que contenía. Pero ese era problema del decorador.

Le quedaba poco tiempo antes de que la mujer se recompusiera y le abordara, así que con precisa vista de águila, buscó algo anormal. Llamó su atención unos pequeños orificios que se distribuían a una altura similar por toda la habitación, posiblemente, donde antes había algo colgado. Allí faltaban cuadros, y muchos. Aparte de esto, todo parecía en regla.

-¿Qué desea?-preguntó la mujer justo cuando el inspector había desistido en su búsqueda.

-Hemos recibido un aviso de esta dirección- explicó su compañero con voz suave.

La mujer no dejó de mirar al inspector, aunque no era él quien le hablaba.

-¿Aquí?-se extrañó- pues yo no he sido.

Hubo un tenso silencio.

-Y vivo sola- puntualizó.

El inspector miró a su compañero con gravedad.

-¿No es el número 78?

La mujer dio un suspiro de alivio.

-No, es el 76. No es la primera vez que pasa. Tengo que cambiar ese 6, el rabito es demasiado cerrado y parece un 8.

-Sí, sí que lo parece- comentó el inspector.

-Lamentamos las molestias- murmuró el compañero.

-Oh, no tiene importancia- sentenció la mujer.

Salieron de la casa a paso ligero. El inspector se rascó la nuca. ¿Para qué había servido aquel análisis del salón, al fin y al cabo?

-La vieja mentía, no vive sola- comentó el compañero- en la cocina, la mesa estaba preparada para dos.

El inspector le miró, indiferente.

-¿Y?