lunes, 9 de mayo de 2011

Verdad

Descansaba yo plácidamente bajo un árbol, contemplando las maravillas de la creación cuando se me acercó, muy apurado, mi gran amigo Amigo.

-¿Qué te ocurre?- le pregunté.

Se detuvo a mi lado, pero no pudo hablar, ya que le faltaba el aliento. Esperé paciente a que se recuperara, ya que pocas veces podía verse a Amigo alterado.

-¿Qué ocurre?- repetí, cuando le vi recuperado.

-Increíbles noticias, Protagonista- pues ese es mi nombre- ¡La Tierra es una esfera!

Le miré, incrédulo. ¿Estaría bromeando? Lo descarté rápidamente, pues no era su estilo.

-¿De dónde sacas ese disparate, amigo?- le pregunté suavemente, aunque con una nota de reproche.

-Así lo afirma Ciencia, el eminente sabio- explicó Amigo.

Reflexioné un momento. Sí, Ciencia era excepcional en cuanto hacía y había ayudado mucho al pueblo con sus ingenios, pero… ¡¿La Tierra una esfera?! Aquel hombre había perdido el juicio y había contaminado con su locura a quienes le escuchaban.

-¿No ves, Amigo, que eso no tiene sentido?- trate de razonar con él.

Amigo negó enérgicamente con la cabeza.

-¿No ves tú que lo asegura Ciencia, Protagonista?- dijo mientras me miraba, ceñudo- ¿Acaso eres ciego?

Me molestó enormemente su actitud. ¿Cómo osaba aquel mentecato a contradecirme?

-¿Cómo explicas, pues, que no resbalemos como ocurre cuando colocamos objetos en superficies inclinadas? ¿Cómo explicas pues que veas hasta donde alcanza la vista?

Amigo quedó mudo, con la mirada fija en mí. Se mesó su oscura barba durante un rato, mientras meditaba sobre lo que le había dicho.

-En verdad no puedo creer lo que oigo- dijo al fin- siempre te había considerado un hombre sabio, pero ya veo que solo eres un necio.

Enrojecí de rabia ante tamaño insulto. Pensé en levantarme y darle una lección, más me recompuse: Era la locura de Ciencia la que hablaba a través de su boca y no podría hacerla salir de su interior con violencia. Solo mi afilada lengua podría atravesar al enfermizo pensamiento y darle muerte. Respiré pausadamente hasta que la sangre que se agolpaba en mi rostro volvió a su cauce normal y empecé a pensar en un infalible argumento. Tras una breve deliberación, tracé mi estrategia de ataque.

-¿Dónde se encuentran los Dioses, ¡Oh, querido Amigo!?-pregunté con malicia.

-Arriba, en lo alto de los cielos, por supuesto- sentenció con suficiencia- ¿Acaso ya ni eso recuerdas?

Me sobrepuse al insulto que rondaba mi boca y le miré con falsa confusión.

-¿Pero que es arriba en una esfera?-le pregunté- la simple rotación de la misma la dejaría ahora abajo, ahora en cualquier otro punto. ¿O insinúas a caso que el mismo cielo gira con la Tierra?

Amigo guardó silencio de nuevo. Esta vez, su mutismo duró mucho menos.

-Ciencia no dijo nada al respecto de esto- se excusó Amigo- No tengo idea.

La victoria relampagueó ante mis ojos.

-¿Acaso no es lógico que la Tierra está en el centro, el cielo arriba y el inframundo abajo?

-Sé que te equivocas, Protagonista- murmuró Amigo, sin convencimiento- más no puedo refutar tu teoría.
Yo mismo la veo clara y simple.

-¿Crees en algo que ni tú mismo entiendes? Yo puedo ver sin problemas la rectitud de esta planicie- paladeé mi última pregunta, que debía dar por sentenciada la discusión- ¿Ves tú su curvatura?

Amigo miró al horizonte, absorto. Luego bajó la cabeza, rendido.

-No, no la veo- admitió- solo veo un plano infinito.

-Exacto, mi necio amigo- dije, satisfecho- eso se debe a que la Tierra es plana.

-Gracias por sacarme de mi error, Protagonista- me agradeció Amigo- y perdóname por las cosas horribles que te he dicho. No estaba en uso de razón.

-Perdonado quedas- le dije- más piensa antes de hablar. ¿Cómo aceptas como verdad algo que no llegas a comprender? Debes defender con toda tu alma aquello en lo que crees, y no puedes defenderlo si no lo sabes todo de ello… Que te sirva de lección para no aceptar todo lo que los sabios dicen.

-Sabias palabras- señaló Amigo.

-Lo sé- sentencié- hay que mantener un espíritu crítico

2 comentarios:

  1. Me hizo gracia el final y me gusta mucho la forma en la que consigues colocar el adjetivo perfecto a gestos tan sencillos.

    ps: No sé porqué, pero eché de menos que Ciencia no fuera una mujer; me lo esperaba tantoq ue cuando vi que no era así, pensé que lo había entendido mal.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, los cumplidos nunca sobran.

    Pues no se me había ocurrido lo de Ciencia... Pero en este relato, el sexo era totalmente indiferente. Son hombres básicamente porque yo lo soy y por tanto estoy más acostumbrado a tomarlos como protagonistas... Es más, creo que nunca he empleado una mujer como personaje principal. Es hora de cambiar eso.

    ResponderEliminar